La violencia vicaria: realidad y concepto
Mauricio Escobar Liceras
Estudiante de Literatura y Filosofía
La violencia vicaria es aquella forma de agresión de género que tiene por objetivo dañar o lastimar a la mujer a través de sus seres queridos, generalmente sus hijos. El término fue acuñado en el 2012 por la psicóloga clínica especializada en victimología Sonni Vaccaro. Resulta escalofriante siquiera imaginarlo, pero en México suceden casos en que un padre toma la decisión de violentar a su propio hijo sólo con el afán de lastimar emocionalmente a la madre. Por ello, la violencia vicaria va más allá de una terrible forma de agresión en contra de las mujeres y termina por afectar a todo el seno familiar. La manifestación más agresiva e indignante es cuando el padre asesina a los hijos pero este tipo de violencia también puede ser ejercida a través de formas más sutiles, como cuando el padre intenta conspirar con los hijos en contra de la madre o prohíbe que puedan frecuentarla.
Naturalmente, el término tiene sus detractores. Aquellos que no están de acuerdo con el concepto argumentan que los casos de filicidio son perpetrados en su mayoría por las madres. Por ejemplo, José Sanmartin en su libro Violencia contra niños (1999) afirma que: “Los niños suelen morir en manos de sus madres dentro del ámbito familiar, de formas mucho más violentas y dolorosas que por parte de otro miembro de la familia, como por ejemplo, el padre”. Pero por el contrario, investigadores como James Sobol argumentan que los delitos cometidos por las mujeres en contra de sus hijos parecen más bien partir de una lógica equivocada, en la cual están haciendo el bien en lugar del mal, como asesinarlos para librarlos de la miseria o tristeza de este mundo (Behavioral Characteristics and Level of Involvement for Victims of Homicide, 1997).
Más allá del debate, como bien señala Beatriz Kalinsky en su ensayo Epistemología del filicidio: violencia contras las mujeres (2013) al final los conceptos no tienen que explicar la realidad, tan sólo describirla. Y lo cierto es que el Frente Nacional Contra la Violencia Vicaria realizó un estudio en mayo de este año, cuyos resultados presuntamente (el estudio aún no concluye) arrojan la alarmante cifra de más de 300 mil personas que son víctimas de este tipo de violencia. Sumado a este dato, de acuerdo a Animal Político la Comisión Nacional de Derecho Humanos actualmente se encuentra analizando 150 casos de violencia vicaria (Serna, 2022).
Por su parte, este año el Congreso de Zacatecas “aprobó tipificar el delito de la violencia vicaria, como parte de su Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, bajo la siguiente definición:
Cualquier acto u omisión, por parte de la pareja o expareja sentimental de una mujer que inflija a personas con las que esta tenga lazos de parentesco civil, por consanguinidad hasta el cuarto grado o por afinidad hasta el segundo grado, un daño, menoscabo o sufrimiento de cualquier naturaleza con el propósito de causar perjuicio o daño psicológico, patrimonial, físico o de cualquier otra índole a la mujer”. (Ocativo Torres, 2022).
A su vez, en Jalisco se está intentando tipificar la violencia vicaria como delito a través de la Comisión de Igualdad Sustantiva y de Género, presidida por la diputada María Dolores López Jara, modificando diversos artículos del Código Penal, el Código Civil, la Ley para Prevenir y Atender la Violencia Intrafamiliar, la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Enfrentando una fuerte oposición por parte de Yazmín Fuentes Montpellier, directora general de Servicios Psicológicos en América (PSIAME), quien considera el proyecto legislativo carente de sustento científico, jurídico y falto de equidad de género, “pues se encubre una “cosificación” de los hijos, al dar por sentado que las madres son dueñas de los hijos” (Martínez, 2022). Asimismo, Yazmín Fuentes argumenta que esta ley pretende ignorar la violencia que muchos niños sufren y que es perpetrada por la madre.
En suma, la posición de la directora del PSIAME reconoce la existencia de muchas mujeres violentadas alrededor del mundo pero disiente totalmente con el término acuñado por Sonni Vaccaro, señalando que: “cataloga y juzga al varón como agresor por naturaleza y la mujer la víctima por naturaleza, dejando en estado de vulneración franca y evidente a niños, niñas y adolescentes, quitando al padre el reconocimiento de la paternidad. Este planteamiento es una aberración que causa retroceso social y violatorio de los derechos humanos, al quitar la presunción de inocencia a los varones” (Martínez, 2022).
Todo este debate nos deja a aquellos que no somos ninguna clase de expertos, en una especie de limbo en donde lo único que podemos desear y promover es la reconstrucción del tejido social que hoy en día está profundamente atravesado por la violencia de cualquier tipo. Y quizás descubramos en el camino que no se trata de una labor de consuelo, sino de los cimientos que ojalá sostengan un futuro mejor.