Tiempos diferentes y difíciles, pero no permanentes
Por Anette Sánchez Arce*
Es cierto que nos encontramos en tiempos difíciles, también es cierto que unos la están pasando peor que otros, muchos de nosotros nos encontramos en casa acompañados de nuestra familia, mientras que otros se encuentran postrados en un hospital.
Parece que fue ayer cuando salíamos a comer, a divertirnos, a trabajar o a estudiar. De hecho, fue hace un par de meses que, aun teniendo la oportunidad de abrazar y abrazar con fuerza, muchos no lo hicimos. Sí, fue hace unos meses que frecuentábamos a nuestros seres queridos sin ningún problema, pero hoy es 8 de junio, hoy nos encontramos viviendo algo diferente que no esperábamos, hoy nos situamos frente a una especie espeluznante que no podemos ver, muchos tenemos miedo, sentimos angustia, frustración e incluso depresión, y se vale porque es natural y normal.
Pero otros se encuentran allá afuera, peleando y luchando contra esto; entonces intentemos apoyar luchando con ellos, quizá no podemos laborar de la misma manera, pero sí de forma moral, confiando en ellos, deseándoles nuestra mejor energía y esperanza.
Si bien es cierto que no tenemos fechas definidas, me siento invitada a abrazar con más fuerza, a escuchar con mayor atención, a reír más fuerte. También me siento invitada a valorar aún más todo aquello que me rodea, y que también me fortalece. Cuando digo valorar, me refiero a reconocer, a cuidar, a proteger.
No dejemos a un lado nuestra empatía, fortalezcámosla, reconozcamos que somos seres bastante fuertes y valientes, capaces de lograr objetivos, de conseguir metas, de vivir y gozar, de bailar y reír sin parar; pero de la misma manera, también somos demasiado vulnerables y sensibles ante personas, situaciones o pandemias, así mismo, admitamos que de alguna o de otra forma necesitamos de otros y otros de nosotros.
La naturaleza es muy sabia y también busca soluciones para renovarse, para fortalecerse, y estoy segura de que cuando llegue el momento de salir volveremos a ver el agua más clara, los árboles más frondosos y verdosos, volveremos a ver un cielo precioso, volveremos a apreciar los atardeceres magníficos, pero sobre todo volveremos siendo más humanos que es justo de lo que ya nos habíamos olvidado.
* Integrante del Voluntariado de la IBERO y becaria Pedro Arrupe, S.J.