El mundo mísero moría ya
Por Héctor Gómez Mora
Aquel joven despertó.
Miró el cielo,
miró la calle,
y el mundo enfermo, estaba ya.
Ahora apresurado se dirigió
al mundo del saber.
Cuando llegó
el portón cerrado, estaba ya.
Su corazón de joven religioso
le dictó visitar a Dios.
Ilusionado de platicar no entró,
porque Dios no estaba ya.
El hombre cansado del camino
quería reposar.
Pero cuando llegó al parque
no lo dejaron pasar, porque el mundo moría ya.