Un reencuentro esperado
Bogarth Alexander Carrasco Palacios
Licenciatura en Derecho
Una vez más volvemos a encontrarnos. Tuvieron que pasar 2 años, 5 meses y 3 días para volver a la universidad. Recuerdo ese jueves 12 de marzo de 2020 cuando en carretera camino a Oaxaca, para pasar el puente con mi familia, cuando los primeros mensajes llegaron. Un virus provoca la suspensión de clases en varias universidades, fue hasta que llegué a mi casa cuando me tocó a mí; la IBERO Puebla anuncia la suspensión momentánea de clases.
Así iniciaron mis clases en línea, pensé que pronto volvería a mi campus, pero no fue así, el tiempo pasaba y pasaba y yo seguía pegado a una computadora para poder tomar clases. Se comentaba de regresar a la normalidad, pero yo ya sentía normal el tomar mis clases a través de diversas plataformas; quizás esta era nuestra nueva normalidad.
Gracias a los cuidados de salud, las vacunas y las medidas de protección, después de un tiempo, algunos valientes y afortunados, regresaron al aula “semipresencial”. Poco a poco la gente fue regresando, los maestros nos contaban cual raro se sentía, tanto espacio y tan pocas personas. Cuando estuve apunto de volver, en enero 2022, el virus mutó y su manera tan contagiosa de ser no me permitió volver; fue duro estar atrás de un monitor donde veía y escuchaba a mis amigos ya en el aula. El campus recibió a más gente, aun así se seguía sintiendo vacío, raro, o eso me contaban, sin embargo, solo nos iba preparando para lo que se venía.
Fue en verano de 2022, después de acabar dicho periodo y pensando en qué materias inscribirá para el semestre que hoy cursamos, cuando me di cuenta, volvería al campus. Fue un verano tan largo como los 2 años que lo precedieron, aún más lo fue el fin de semana en que salí de Oaxaca para regresar a Puebla. Me dije a mi mismo que lo tomaría con calma hasta que estuviera dentro del campus, hasta que fuera verdad.
Llegó el 15 de agosto de 2022, pasaba la pluma de acceso y me dirigí a mi salón. El reencuentro se dio, volvía a la universidad de manera presencial.
Volvía a ver a mis amigos, docentes, a los espacios del campus, a comer del carrito y muchas cosas más. La universidad se sentía más viva que nunca y la alegría se observaba en cada rincón de la misma. Fue ahí cuando me di cuenta, para muchos no solo era un reencuentro, sino un encuentro tal cual; personas que conocíamos solo por una pantalla, docentes que solo escuchan nuestras voces al no prender cámaras y ahora nos veían como somos, pero sobre todo gente que se encontraban por primera vez con lo que era venir a la universidad.
Hoy a un mes del regreso y después de mi primer parcial, sigo emocionado de volver.
Disfrutemos este retorno, por los compañeros que por diversos motivos ya no pudieron volver. Gracias IBERO Puebla, ¡te extrañe!