Reobservarnos y repensarnos para replantearnos
Para comprender nuestra situación política, económica y socio-cultural actual, es necesario el conocimiento de la historia del país en el que vivimos, de esta forma tendremos una mayor comprensión de los problemas que enfrentamos o somos testigos.
Pero, para lograr esto, no podemos continuar creyendo la historia nacional que nos han contado, es necesario al fin conocer los acontecimientos en su totalidad; para esto debemos cuestionarnos quién nos narra esos hechos, ya que así sabemos si esa información está sesgada o no.
La historia no debería presentarse incompleta, porque la conforman distintos actores, con distintos intereses. Existen personajes ocultos o con intenciones ocultas, nos encontramos con villanos disfrazados de héroes o con personajes mal interpretados, así como acontecimientos mal contados repetidamente. Estos hechos históricos que muchas veces lamentablemente hemos festejado, producto de la idea sesgada que nos enseñaron, porque al parecer debemos tener héroes nacionales a costa de un incompleto saber. Así, celebramos a canallas y traidores: falsos héroes que nos salvaron de falsas amenazas.
Un juicio crítico y una conciencia social debería surgir a partir de conocer nuestra historia, un deseo verdadero sumado a un compromiso por no repetir los errores y horrores pasados; un impulso a rehacer nuestro presente, a cambiar nuestra forma de pensar por una que nos encamine a la inclusión, al respeto de los tan pisados Derechos Humanos y a una verdadera democracia en la que el Estado de Derecho exista y en donde los discursos del odio y la división fueran rechazados.
Nunca nos han contado la historia como fue, con todas las luces y contraluces, un mosaico incompleto es nuestro entendimiento. Un mosaico también es una persona, en especial un personaje histórico, y para entenderlo mejor, conozcamos su biografía, contexto, su personalidad, sus intereses, además de sus aliados y enemigos.
También hace falta revelar quiénes estuvieron detrás de los hechos, quién ideó las traiciones, las batallas, los golpes de estado, los avisos alarmistas. Alguna vez nos hemos cuestionado ¿quiénes son el verdadero peligro? ¿Es cierto todo lo que escuchamos y leemos?
Es decepcionante la facilidad con la que se mata, amenaza, manipula, desaparece u odia a alguien que intenta hacer el bien a otros, también resulta frustrante que la misma realidad/sistema posibilite las malas acciones, el obrar egoísta, el odio, la indiferencia y la injusticia desde hace bastante tiempo.
Por ello, no podemos cegarnos ante la crueldad de nuestro pasado, menos taparnos los ojos o ser indiferentes de nuestro presente. Hace falta un propulsor crítico, esa voluntad que está en nosotros, para actuar juntos como verdaderos ciudadanos que deberíamos ser, en la construcción de la sociedad que siempre hemos deseado, a pesar de la desesperanza y muchas veces desolador presente.