Las maestrías de los Toltecas a través de mis ojos
Sara Santillana Coolman
Licenciatura en Arquitectura
Me encuentro en la sala de mi casa. Mi hermano se encuentra dormido en la cuna. Llevaba apenas 3 meses en mi casa, apenas 3 meses en mi vida, pero ya sentía esa carga invisible aplastándome. Con apenas 4 años, estaba pendiente de cada respiro del bebé enfrente de mis ojos. Fue en ese momento cuando mi subconsciente selló un acuerdo conmigo, cuando me puse esa venda en los ojos, y que pasó desapercibida durante años. La que fue moldeando mi personalidad y creencias hasta hace poco que se me ocurrió asomarme en el estante más alto de mi subconsciente y me encontré con una caja llena de polvo
Mi familia está conformada por otros 4 integrantes: mis padres y dos hermanos. Mi madre se podría decir que es mi ángel de la guarda o mi guía de esta vida. Para alguien que no la conoce como yo, seguro pensaría que es como una bruja o algo parecido. Se podría decir que fue la primera persona que me ayudó a abrir la puerta de mi subconsciente. Fue la que me enseñó el camino de la verdad y me dio la oportunidad de saber cómo conocerme.
Conocerse es algo tan complicado, es como si quisieras saber qué tan grande es el universo: te explota la cabeza. Para alguien que sabe qué es lo que conlleva conocerse y caminar el camino de la verdad sabe que explicarlo con palabras es casi imposible, pero no imposible. Hace poco un buen amigo me prestó un libro que se llama “Los Cuatro Acuerdos” escrito por el Dr. Miguel Ruiz, que me probó lo contrario. La última parte del libro, la cual nos explica las 3 maestrías de los toltecas, es la enseñanza más importante de “Los Cuatro Acuerdos.” Estas 3 maestrías de los toltecas resumen y nos enseñan las 3 cualidades que una persona tiene que dominar para poder llegar a vivir una vida plena y llena de amor. Este es el universo en unas hojas. Si llegas a entender y a analizar con cuidado estas sabias palabras, te darás cuenta de que no necesitas más apoyo más que el que tienes en las manos.
La primera maestría se llama la Maestría de la Conciencia. Este libro explica la Maestría de la Conciencia como “ser conscientes de quiénes somos” (Ruiz, p.117). Nos enseña que el 99% de las personas viven caminando con una venda en los ojos. Viven condenados a la ignorancia de su propio ser, y lo peor de todo es que son prisioneros de sus pensamientos y creencias, pero ellos no lo saben. ¿Cómo se puede liberar a un prisionero que no sabe que está en una jaula? El primer paso hacia la libertad es darte cuenta de que todavía no la tienes. “La libertad que buscamos consiste en utilizar nuestra propia mente y nuestro propio cuerpo, en vivir nuestra propia vida en lugar de la vida de nuestro sistema de creencias” (Ruiz, p.119). Al ser consciente abres la puerta del saber y como algunos dicen: el conocimiento es poder.
Ahora que tienes el poder, ya viste la jaula. Te cortaron la venda de los ojos y la luz entró como un rayo a tus pupilas. Con los ojos con sangre y lleno de miedo se te abren dos caminos frente a ti. Tus ojos ven la venda tirada en el piso. Una parte de tu cerebro está pensando en ponerla de nuevo y olvidar el vacío que sentiste al ver la jaula. En cambio, la otra mitad de tu cerebro está pensando en limpiar la sangre de tus ojos con esa venda y ver cómo salir de ahí. A este limbo se le conoce como la Maestría de la Transformación. Empieza cuando eres consciente de que tienes una pizca de la libertad para escoger qué camino caminar. Pero es justo acá donde la gente se estanca, ya que verse al espejo y ver todos los defectos, creencias y pensamiento que los tienen encadenado es lo más difícil. Acá la aceptación juega gran parte, pero solo el más fuerte de los guerreros puede elegir este camino.
Podrá ser descrito como un infierno, como el punto en la caída en el cual decides si volar o abrir tus alas. Sí es feo, pero contiene algo hermoso. Al lograr ver con tus propios ojos eres capaz de quitarle la venda a los demás, y si elegiste caminar el camino de la verdad, puedes animarlos a ir contigo. Es justo en este instante donde debemos de aprender a “liberarnos de la domesticación” (Ruiz, p.118).
Este punto es de transformación y decisión. Es el punto en el cual das tu primer paso hacia el camino de la verdad. Como el libro lo describe, “Cuando morimos simbólicamente, el parásito también tiene que morir” (Ruiz, p. 122). En ese primer paso decides dejar el camino de la mentira e ignorancia del ser, el parásito, para ser consciente de lo que eres.
Finalmente se entra en la etapa de la Maestría del Intento o del Amor. ¿Qué tiene que ver el Intento con el Amor? ¿Cómo están relacionados? El amor es un sentimiento, un estado, un universo. Es algo que no se puede explicar con palabras. El amor es respeto a uno mismo y a los demás, es alegría, es ganas de vivir la vida, es plenitud, es todo. El amor es como ese momento en el que abrazas a tus papás, cierras los ojos, y sabes con certeza que nada malo te puede pasar y que estás perfecto como eres.
Pero el amor no existe sin el intento. El intento es la acción más grande de amor propio que existe. El intento es amor porque es la acción de vivir la vida. Es darte cuenta de lo maravilloso que eres y hacer lo posible para cuidar y nutrir eso. Si estás por llegar a la parada de camión y ves que te va a dejar y corres con todas tus fuerzas e intentas alcanzarlo, pero no lo alcanzas, ese no era tu camión; sin embargo, si ves que se está yendo y no intentas correr y alcanzar el camión ese pudo haber sido tu camión, pero nunca lo sabrás. Intentar ser la mejor versión de ti mismo, intentar cumplir un objetivo es una acción para tu bienestar que surge del amor que tienes por ti.
Si ya te quitaste la venda, si ya viste en la miseria e ignorancia en la que estás viviendo, si ya sabes que eso no te ayuda en tu bienestar espiritual, ¿realmente te vas a poner la venda en los ojos de nuevo? ¿En serio te amas tan poco para seguir en el camino de la mentira? ¿O te amas tanto que tomarías la acción para salir de este camino? Una vez que des el segundo paso lleno de amor propio y decisión, serás libre. Estarás inmune a la jaula. Vivirás plenamente. Nada será decidido por ti, tú serás el director de tu destino.
Hace poco di el primer paso hacia el camino de la verdad. Hace poco hice mi inconsciente consciente. Pude ver la jaula en donde estaba atrapada. Con sangre en los ojos y la poca fuerza que tenía decidí avanzar y salir de ahí. Ahora me encuentro flotando en un universo, mi universo, con la posibilidad de ver todo lo que puedo llegar a ser. Me encuentro en esos estantes en lo más profundo de mi subconsciente limpiando aquellas cajas con polvo, decidiendo con qué quedarme y qué sacar.
Referencias:
Ruiz, M. (2020). Los Cuatro Acuerdos (30va ed.). Ediciones Urano.