Enfrentando el mundo real
Ivanna Ocampo
Diseño Industrial
La transición de ser adolescente a adulto joven puede parecer imperceptible para quien la está enfrentando, sin embargo, hay una estructura en las dinámicas cotidianas que va cambiando conforme se crece. A pesar de que dicha transición es un proceso que toma años, eventualmente llega la necesidad de abordar la vida como adulto, estés listo o no. La pregunta es entonces ¿Cómo estar listo?
Partiendo del esquema familiar, en la niñez existe la dependencia con los padres para poder enfrentar situaciones nuevas. Recibir este tipo de apoyo es crucial cuando se es pequeño, pues incluso cruzar la calle es una experiencia retadora. Sin embargo la independencia se va desarrollando gradualmente y es necesario que la persona adquiera experiencias por su cuenta para desarrollar herramientas que le permitan resolver situaciones cada vez más complejas.
Una persona que se dirige a la adultez necesita aprender a prescindir del apoyo paternal para tomar sus propias decisiones, si bien no debe rechazar la ayuda completamente, sí deberá aprender a abandonar la comodidad de ser guiado por los padres, antes de que esto deje de ser una opción.
Además de asumir la independencia, también se debe asumir la responsabilidad de tomar decisiones en ella. Aunque pareciera que el sentido de responsabilidad está intrínseco en todas las personas, también es algo que se desarrolla si se emplea constantemente. Comenzar a tomar responsabilidad de las acciones puede generar miedo, por lo que en ocasiones éste retrasa la toma de decisiones o hará que no se tomen en absoluto.
El miedo está ligado a las nuevas experiencias, por lo que sí ese es el obstáculo para “atrevernos” será necesario actuar con él hasta que eventualmente sean menos cosas las que temamos. Tal vez es reconfortante aceptar que siempre habrán experiencias que representen un reto, pero aunque en la juventud parecen evadibles, resulta más prudente aceptar las que son inminentes y tratar de estar preparados. Experiencias como hacer trámites, viajar solo, conseguir un trabajo o entender los sistemas de salud son retos para cualquiera que aún no ha tenido la necesidad de enfrentarlas, pero son comunes en algún punto de la vida de todas las personas y es recomendable tener una noción de cómo funcionan.
La vida de estudiante permite muchas libertades porque no todas las responsabilidades recaen en uno mismo, pero aunque es un estilo de vida que dura bastante tiempo no es permanente. La “vida real” es una etapa mucho más larga, si bien no hay un momento en el que haya certeza de estar listo para ella, es mejor tratar de estarlo que simplemente esperarla.
Te compartimos un video para completar tu reflexión: