Atrévete a conocer: El peñón de Guatapé en Colombia
María Himelda Gamba
Alumna de intercambio
En diciembre de 2019 estuve allí, ascendí uno a uno sus 700 escalones. Descansaba cada veinte, tomaba agua y continuaba ascendiendo, en cada parada, sentía el aire como una aureola de flores que emanaban de las estrellas, el sudor corría por mis mejillas como gotas de agua rodando por las hojas de los árboles, el cansancio hacía que mis piernas flaquearan, esto lejos de hacerme desistir, me animaban a coronar la cima. Al cabo de dos horas por fin arribamos, sentí cómo un fuerte viento acariciaba mi humanidad, ¡un halo de libertad invadió mi ser!
Hay diferentes teorías acerca de su aparición: la primera que pudo haber sido un meteorito, hasta que un grupo de geólogos hicieron estudios acerca de sus componentes y descartaron esa teoría ya que está compuesta de granito cuarzo y feldespato. La segunda dice que fue una erupción volcánica y al hacer contacto con el aire se hizo roca. La tercera, es quizá la más acertada, pues el oriente antioqueño está sobre una placa tectónica llamada “batolito antioqueño” que comprende un área aproximada de diez mil kilómetros cuadrados. Un choque de placas originó un afloramiento de piedras.
Luis Eduardo Villegas fue su propietario, la escaló en 1954 en compañía de Ramón Díaz y Pedronel Ramírez, tiempo después mandó construir las primeras escaleras en madera, que más tarde fueron reemplazadas por concreto con barandas a los lados.
Esta mole fue objeto de adoración para los indígenas que habitaban la región en la época de la Colonia (siglos XVI Y XVII), ahí, se gestaron varias leyendas como la del diablo que trató de llevársela varias veces. Era vista por los habitantes de los alrededores como un estorbo, lejos estaban de imaginarse que sería el futuro económico y turístico de esta región.
Desde la pequeña terraza, mi vista se recreaba al observar el majestuoso embalse construido en 1979 con capacidad de 107.021.000 metros cúbicos, en cuyas aguas de color azul se practican deportes náuticos, paseos en lanchas a motor, motos acuáticas y yates. Un barco bar ofrece a los visitantes licores típicos de la región; en su alrededor hay pequeñas islas en donde personas construyeron hoteles con cómodas habitaciones, el viento juega con las cortinas, en los restaurantes se encuentran suculentos platos de comida como bandeja paisa (plato típico de la región), la arepa antioqueña, entre otros. La vegetación es escasa, algunas especies de aves se han extinguido, hay también zonas donde se puede pescar.
Si tienes oportunidad de conocerla, ¡no te arrepentirás!