Un cambio de 360 grados: de la actividad al sedentarismo
Eduardo Juárez Santiago
Estudiante de Economía y Finanzas
Creo que las dos dificultades más significativas en mi vida durante esta pandemia han sido, en primer lugar, tener que dejar de ver a mis amigos, ya que en mi vida diaria solía siempre hacer muchas actividades con ellos, como ir a tomar un café, salir de fiesta o a caminar mientras platicábamos de cualquier cosa.
En segundo lugar, sin duda son las clases en línea, ya que me considero una persona que pierde la atención muy fácil, por lo que siempre intento tener los menores distractores posibles, sin embargo, en mi casa me es casi imposible, por lo que en muchas ocasiones necesito repasar la grabación de la clase hasta tres veces para poder entender la idea completa de la clase.
Por otro lado, tenía la costumbre de siempre hacer mi tarea en la universidad o en una cafetería, pues en estos lugares siento que soy más eficiente al tener menos distracciones a mi alrededor. Pero hoy en día realmente me cuesta muchísimo terminar una tarea ya que, aunque he implementado varios ambientes en mi casa, tardo mucho porque tiendo a distraerme muchísimo.
Sin duda mi vida cambio 360 grados, ya que normalmente siempre realizaba un sinfín de actividades en mi día a día, como asistir al gimnasio, acompañar a alguno de mis amigos a una reunión, o hacer el papel de gestor para realizar trámites burocráticos de mi madre. Hoy me considero una persona muy sedentaria, prácticamente mi día consiste en dormir, levantarme a comer para después sentarme frente a un escritorio para tomar clases y realizar mis tareas.
En lo personal creo que aún no me he adaptado a esta realidad. En verdad anhelo poder regresar a retomar mi vida de manera normal.
Pese a todo esto, he realizado proyectos importantes en estos meses, como la conclusión de mi ASE III y la obtención de mi certificación como asesor financiero por parte de AMIB.
Creo que la enseñanza que me ha dejado esta pandemia es que debemos valorar y disfrutar cada momento de nuestra vida, ya que estamos tan acostumbrados a la “normalidad” que nos olvidamos que en realidad cada vez que realizamos una actividad que nos apasiona, cada vez que pasamos tiempo con nuestra familia o con un amigo en realidad es un regalo, ya que de un momento a otro nuestra vida puede cambiar drásticamente sin que podamos hacer algo para cambiarlo.
Texto publicado en el número 89 de Contratiempo