Salir de la rutina para sobrellevar la adversidad
Raúl Romano Maceda
Estudiante de Diseño de Interacción y Animación
En un inicio vi a través de noticias y medios de comunicación reportes sobre la aparición de un nuevo virus, encontrado en Wuhan, China. Recuerdo no haberle dado una gran importancia a tal hecho. Poco a poco empezaban a salir más noticias que, mas que informar, desconcertaban y no daban respuestas claras. Al paso de unos días, mientras los informes sobre el virus aumentaban, nos íbamos dando cuenta de su letalidad.
Continué mi vida minimizando la situación y pensando que no llegaría tan lejos, sin imaginar que este nuevo virus cambiaría nuestras vidas. Es difícil dimensionar estas situaciones cuando aún son lejanas, cometemos el error de pensar que esto no nos afectará en gran medida o que sólo habrá un par de cambios.
El primer caso en México llegó, tardando más de lo que uno esperaría, y como una ola fue esparciéndose por todo mi país. Y así pasé de ver casos de COVID en China a casos en mi estado, Puebla. Por ello se empezaron a implementar medidas de protección y precaución, como el cierre de establecimientos y el distanciamiento social. Aún recuerdo que iba de salida del gimnasio de la IBERO Puebla, estaba revisando mi celular y me encontré con el aviso de que la universidad iba a suspender las clases presenciales.
Con esto inicié mi cuarentena. Decidí apoyar con las medidas de seguridad cumpliendo con las reglas recomendadas como usar cubrebocas y mantener mi distanciamiento social. Los primeros tres meses no fueron un problema, ya que me entretengo jugando videojuegos y haciendo actividades en mi computadora; otro aspecto que me benefició es que en mi carrera hago un uso completo de la computadora, así que no tenía gran problema para continuar mis estudios.
Pasados ocho meses empecé a sentir los efectos negativos de la cuarentena. Solía ir bastante al gimnasio de la universidad, ésta era una de mis actividades favoritas, además suelo salir con mis amigos. La ausencia de dichas actividades me empezó a afectar, ya que me estresaba con facilidad y sentía un vacío social. Ante esto, tomé la decisión de cambiar mis actividades y empecé a realizar otras, así pude sobrellevar los efectos de la cuarentena.
Un ejemplo de esto fue que quise volver a realizar actividades físicas y monté un gimnasio casero, reciclando basura y dándole un uso nuevo a lo jamás pensé que fuera servir para este fin. En cuanto al aspecto social me inicié en el stream de videojuegos, así pude conocer gente nueva y convivir con gente de otros países. Jamás imaginé que pudiera hacer estas actividades, lo que me hizo aprender que en las adversidades siempre hay algo positivo que rescatar y aprovechar en nuestro beneficio.
A pesar de las vicisitudes de esta pandemia, no podemos dejarnos llevar por todos los aspectos negativos, estos pueden tener un efecto de bola de nieve en nuestras vidas, y si no los detenemos a tiempo, llegará un punto en el que se nos vaya de las manos.
Por ello, hay que salir de las rutinas monótonas para descubrir todo lo nuevo que jamás hemos experimentado y que está al alcance de nuestro hogar, esto únicamente se puede lograr saliendo de nuestra zona de confort. Si algo nos ha enseñado la historia es que por más difícil y complicada que se vea una situación siempre surge algo positivo.
La pandemia ha afectado a muchas personas, conocidos, familiares, famosos, etcétera, y las pérdidas no se podrán reponer, pero esto nos ayudará a crecer como humanidad, y sobre todo nos dará una esperanza en el crecimiento como sociedad y humanidad.
Texto publicado en el número 89 de Contratiempo