A una cultura sustentable
Por: Alejandro F. Romero
A principios del año 2013, las concentraciones de CO₂ en la atmósfera global superaron el límite de las 400 partes por millón, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). Efecto que impactó en el incremento de la temperatura promedio del planeta, provocando severas consecuencias ambientales, económicas y sociales.
Hasta el 2013, México se había posicionado como el 12° mayor emisor de gases de efecto invernadero a nivel mundial. En pleno 2016, la contingencia ambiental que se detonó en la Ciudad de México levantó el nombre del país entre la lista antes mencionada, peleando un puesto más cercano al primero.
La contaminación es un problema muy serio para la capital del país y sus alrededores, la situación actual demanda la atención urgente y pertinente de los gobiernos para reducir estas tendencias insostenibles para el planeta.
Una de las principales prioridades en la agenda nacional e internacional es generar políticas públicas en materia energética que no sólo se limiten a la generación de energía limpia, sino también a la movilidad de las personas, bienes y servicios de forma autosustentable para reducir costos, contaminación y discriminación.
En México, el 77% de la población vive en zonas urbanas, lo que aumenta en gran porcentaje la demanda de transporte y, por consiguiente, la emisión de gases tóxicos.
De acuerdo con la Secretaría de Energía, el parque vehicular (dependiente del uso de gasolina) seguirá incrementando a una tasa anual del 6.6% alcanzando 62.9 millones de unidades en circulación para el 2026 y 70 millones para el 2030, considerablemente mayor al crecimiento de la tasa demográfica, que equivale al 2.41 por ciento anual.
La necesidad mundial de un cambio en la forma de movernos ha generado varias innovaciones sin planeación en las políticas públicas de las ciudades más importantes de los diferentes países en el globo.
“La inclusión de la bicicleta en la ciudad debe darse dentro del marco de planeación y gestión del resto de las políticas de transporte urbano, de manera coherente y paulatina. Es frecuente que los gobiernos, con el ánimo de promover el uso de la bicicleta, comiencen con la construcción de infraestructura ciclista de manera precipitada, lo que puede resultar en una mala ejecución.”, según el Manual Integral de Movilidad Ciclista para Ciudades Mexicanas.
Las políticas públicas que se han presentado en el último lustro en el país han sido apresuradas, debido a la forma de vida y la cultura que se presenta en la ciudades del territorio, es por ello que muchas de estas obras pueden no resultar con el impacto con el que fueron concebidas.
Los espacios públicos tienen como finalidad ejercer el derecho de las personas a circular en paz y armonía, conviviendo con los demás individuos que se congregan en el lugar para crear lazos y expresar su personalidad a favor a contribuir socialmente en distintos parámetros. En estos espacios queda prohibido restringir el paso por criterios de propiedad privada.
Aunque es curioso que esta definición sea generalmente conocida e irrespetada por la mayoría de los supuestos beneficiados. Tenemos entonces los ejemplos de calles o parques repletos de vendedores ambulantes, o vías denominadas “rápidas” donde no existe una cultura vial y responsable hacia los peatones, ni por parte del gobierno que las crea, ni de la sociedad que las utiliza.
La responsabilidad moral que un espacio público presenta la accesibilidad a todos los ciudadanos al lugar, donde la interacción cotidiana atiende a necesidades más profundas como el tejido social o la comunidad fuerte.
Las situaciones que ponen en vulnerabilidad el respeto a los espacios públicos repercuten directamente a “un contexto rural desigual, en conflicto y con muchas carencias fundamentales para la población. Ante esta situación crítica es urgente y prioritaria la actividad científica y tecnológica enfocada a contribuir en la búsqueda de soluciones a las problemáticas sociales y ambientales de este sector del país.” (J. Ortiz y O. Masera)
Ciclovías y ciclopistas que muchas veces pretenden separar a los automovilistas y a los ciclistas de las áreas de tránsito para evitar accidentes hacen que la cultura ciclista se vaya segregando por sobre la cultura de los automóviles.
Armando Pliego, un elemento principal en la organización Cholula en bici dice que “la idea principal sigue siendo sacar al ciclista de la calle y mandarlo al camellón o al aire donde no le estorbe al automóvil, de manera que nunca puedan compartir espacio, y nunca se pueda generar una cultura de convivencia entre ciclistas y automovilistas”.
En la actualidad, en estados tan pluriculturales como lo es Puebla, debemos tener en cuenta las carencias estructurales que se dan a notar en el ‘México rural’ para que por medio de asociaciones civiles, en este caso Cholula en bici, podamos impulsar políticas públicas, tecnologías y ecotecnias que nos permitan rehabilitar y obtener beneficios de espacios obsoletos, o que se utilizan para otros fines y de personas que conocen sobre la materia, para garantizar una completa satisfacción de las necesidades básicas.
En ‘La Vía Recreativa de la Recta’ somos responsables de lo que hacemos queremos comunicar a la comunidad, con el paso de los meses hemos incrementado nuestro público, queremos que las personas se sientan con la libertad de utilizar los espacios públicos y conocer sus derechos sobre ello.
Socializar el conocimiento que no está muy alejado de nuestras necesidades diarias es fundamental para obtener cambios en todo, desde la cultura hasta la economía. Reconocer puntualmente a los actores que están involucrados en los círculos que nos pueden ayudar a alcanzar nuestras metas comprende una unión social que permita ejercer cierta presión para proponer beneficios en pro de la sociedad.