Patinando en esta nueva realidad: La historia de Nicole Fernández
Alberto Méndez Fragoso
Estudiante de Comunicación
Al momento de escribir esto, han pasado 49 semanas desde que la vida, no sólo en México, sino en el mundo entero cambió. Está de más hablar de ello, pues el bombardeo informativo sobre el tema no ha parado.
Miles de historias de vida cambiaron. Este suceso desconoció edades, nivel socioeconómico, nacionalidad y afectó a todos; aquello que nos daban cierta certeza en nuestro día a día, dejó de ser un verdadero referente, pues nada volverá a ser igual.
Para Nicole Fernández, estudiante de Arte Contemporáneo en la IBERO Puebla, su proceso universitario se vio afectado, igual o más que otros cientos de miles de estudiantes en nuestro país. Cursando actualmente el cuarto semestre, sólo un periodo académico fue en modalidad presencial.
“Ha sido bien raro porque siento que nadie quiere creer, yo tampoco, en la ‘nueva normalidad’. Pensar que las cosas no van a ser como antes está horrible y considero que nadie lo cree al cien por ciento. Creo que todos tenemos la esperanza que con la vacuna todo vuelva a ser como antes” comentó en entrevista para Contratiempo.
El cambio en su día a día fue radical, pues comenta no haber salido absolutamente a nada, ni al pequeño jardín de su casa, durante los primeros dos meses. “Luego de eso sentí muy raro incluso sentir el sol, o al momento de ir en el carro y percibir el aire porque de plano no salía ni a la esquina”, agregó.
Como a todos, mudar sus actividades fue obligatorio para sobrellevar la situación, pero resulta complicado engañar a los sentidos; “extraño mucho ir al cine, pese a que en mi familia compramos un proyector para suplirlo y ahora proyectamos películas en casa, de todos modos, es súper distinto”.
Cosas como asistir a las fiestas de gaita del Parque España, salir a reuniones familiares y poder ir a la universidad son las actividades que ella más extraña.
Sin embargo, en el desierto de la incertidumbre encontró en patinar el oasis liberador, pues en los primeros meses notó lo bien que le hacía sentir: “es algo en lo que actualmente invierto mucho tiempo e intento realizarlo diario porque encontré que es algo que me gusta mucho”.
“Los primeros meses me sentía triste y el contexto volvía todo muy raro, por lo que salir se convirtió en algo liberador y creo que llegó en el momento indicado (…) pude salir de mi burbuja de comodidad, pues mientras patino empecé a convivir con gente que vive en una realidad muy diferente a la mía, a la nuestra como universitarios de la IBERO”, asegura.
Y continúa: “Pude entender que aquellos con posibilidades de hacer la cuarentena es porque cuentan con cierta solvencia económica y mucha gente desafortunadamente vive al día, por lo que les es imposible realizar el confinamiento”.
Si bien el futuro próximo aún luce opaco, Nicole dejó en claro su optimismo durante toda la charla. Aquel que resulta tan complicado hallar en estos días, pero que a ella le da la esperanza en que pronto tendremos otra realidad a la cual llegaremos caminando en el tiempo o quizá, como ella, patinando.