En un lugar llamado México
Por Sinaí Reyes
Estudiante de comunicación
En un lugar bajo la luna al alcance de mi mano, donde te sientes pequeño por las enormes montañas del mirador de la ciudad, y a la vez te sientes retado por ellas hacia la grandeza. Donde no se decide si en cada esquina se comen tacos de pescado, picaditas, esquites o tacos de carne asada. Muy cerca de Guatemala y Belice y a la vez de Estados Unidos. Una forma de tacón de mujer como país; un perro Schnauzer llamado San Luis Potosí, un basto de baraja española sinaloense, un elefante bebé sentado como Tamaulipas y un tenedor jalisciense como estados. Con ciudadanos que no nos decidimos si beber atole, tequila, cheve o café de olla, que cantamos el himno nacional en las primarias para entonarlos en los partidos de fútbol, que nos mentamos la madre por lo mal que manejamos en nuestro país, pero fuera de él, ni echamos las luces. Donde somos malinchistas hasta que ganamos las olimpiadas. Donde tenemos para elegir banda, mariachi, norteña, folclor, boleros o trova para una serenata. Donde ser viene-viene es muy bien pagado. Donde damos mordidas, nos mochamos, hacemos el paro o silbamos cortándonos el abdomen a la mitad con la mano. Donde nos cuestan las mates pero estamos al 100, nos cae el 20, estamos 2, 3, damos 5, nos andaba del 1 y panzamos con 7 sabor a 10. Ese lugar que más que ser mi hogar es mi vida, donde sigo siendo el rey y solo yo sé como se siente México en la piel.