A 8 AÑOS DE AYOTZINAPA
Hablar de Ayotzinapa, no sólo es hablar de 8 años en impunidad, sino de una verdad que sigue sin ser esclarecida y alejada de la justicia.
Es hablar de una herida comunitaria abierta, que, así como nos exige firmeza en la memoria histórica, también nos la exige en el espíritu de lucha, pues la dignidad de las madres y padres de los 43 normalistas sigue siendo violentada por un Estado que, irónicamente, concede más poder a las fuerzas militares cuando hay una deuda pendiente.
A pesar de los avances que refleja el Informe de la Comisión de la Verdad y Acceso a la justicia del Caso Ayotzinapa, la detención de Murillo Karam, y la orden de aprehensión a Tomás Zerón, los familiares siguen exigiendo respuestas.
Con la razón en las manos y el dolor en el corazón, señalan la responsabilidad de las fuerzas armadas y las autoridades federales involucradas en la creación de la llamada “verdad histórica”; así como en la ineficiencia de las instituciones con respecto a la inexistencia de explicaciones contundentes, pues, no existe progreso, tanto en las investigaciones oficiales, como en los operativos de búsqueda.
Ocho años después, Ayotzinapa no se olvida, y con la digna rabia en la sangre, seguimos gritando: “porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”