LOS ESTRAGOS DE LA GUERRA
MARLENE HERRERA HUERTA
Las flores del campo crecieron y en cada momento que crecían su color era más intenso.
Oh, las flores embellecían de una forma sobrenatural.
Fueron las semillas que tenían en su esencia una substancia para crecer de una manera acelerada.
En medio de la tempestad, en medio de la crisis humanitaria, las cosechas de las flores sobrepasaron el resultado de tan hondo movimiento que solo hizo un gran abismo.
La aceptación de la población mundial disminuyó
Realmente flaqueó dicho desarrollo, pero con una profunda herida sufrió la humanidad.
Altamente peligroso en todos los sentidos.
La cosecha de las flores se regocijó a través de una transformación intelectual, que abrazaba todo dolor, toda angustia, que nadie pudo explicar.
Oh, gran mundo, gran población que atravesó todos los sentidos en todas direcciones.
Sigilosamente abordando la cosecha de las flores que en un momento se pensaba terminar.
Dicha cosecha solo tenía facetas que no se podían controlar, era inestable su desarrollo.
En medio de toda confusión, la mente humana no encontraba respuestas a sus preguntas.
Largas horas de espera, largas filas de humanos que destruyeron la identidad humana.
Una angustia aguda vivió la humanidad, la cosecha de las flores empezaba a decaer.
Grietas en el alma humana, que sólo a través del tiempo pudieron sobrepasar y remediar.
Millones de personas inocentes que sucumbieron durante el desarrollo.
El deseo de florecer en sus habilidades, los deseos más agudos para vivir una vida plena.
Realmente al recordar su memoria comprendemos el valor de toda la gente que vislumbró el cielo antes que nosotros.