IDIT diseña equipos de ventilación mecánica por COVID
Contratiempo
El Instituto de Diseño e Innovación Tecnológica (IDIT) de la IBERO Puebla, en colaboración con la empresa Watergush, se encuentran en las etapas finales del diseño de un prototipo de respirador mecánico para pacientes con COVID-19, proyecto que recibió financiamiento público para su desarrollo.
En entrevista con Contratiempo, el doctor Juan Carlos Colín Ortega, académico de la universidad, explicó que el proyecto consiste en la elaboración de un mecanismo electromecánico que opere un respirador AMBU, para ser usado en pacientes que necesiten de sistemas de ventilación mecánica por deficiencias respiratorias.
“Los reanimadores AMBU son como un globo, pero su modo de reposo es inflado, y con la mano se presiona ese globo que está conectado a una mascarilla semiflexible que se conecta a la boca y nariz, pero esto se hace de manera manual, los AMBU se utilizan más para trayectos, cuando mueves un paciente de un lugar a otro y en áreas de emergencia cuando mueves al paciente, no tanto hospitalizado”, precisó el doctor.
Por esta razón, la idea fue generar un mecanismo con sensores para regular la fuerza y velocidad con la que se pueda operar el respirador AMBU sin necesidad de hacerlo manualmente, con lo cual se pueden aprovechar los recursos humanos que se tienen en los hospitales públicos y privados para la atención de los pacientes.
Esto, explicó, ha quedado demostrado con el brote del nuevo coronavirus, por lo menos en el caso de México, que hay un déficit de personal médico, por lo que se requieren herramientas que ayuden a hacer más eficiente la labor de los trabajadores del sector salud tanto público como privado.
El proyecto inició en mayo pasado, sin embargo, dada la contingencia por COVID-19 los trabajos se han hecho a distancia: el equipo del IDIT se ha encargado del desarrollo del software y los controladores del mecanismo electromecánico, y la empresa Watergush es la responsable de fabricarlo en sus instalaciones.
Al respecto, Carlos Mauricio García Rodríguez, jefe de Fondos de Innovación y Prospección del IDIT, explicó que Watergush es una de las empresas que forman parte de las redes de colaboración del instituto, y que fueron ellos los que propusieron el diseño del prototipo, aprovechando la experiencia que tenían en el desarrollo de dispositivos electromecánicos para fuentes.
“Ya teníamos varios prototipos de empresas con las que colaboramos, y esta era una propuesta mucho más económica y funcional y que cumplía con varias características que veíamos más factibles”, precisó.
En mayo, recordó, se dio un acercamiento por parte del director general del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (Concytep), Victoriano Covarrubias Salvatori, quien les informó que había una iniciativa del gobierno del estado de apoyar proyectos para el desarrollo de respiradores mecánicos.
De este modo se decidió participar y aplicar en esta convocatoria, en la que el organismo estatal aportó 121 mil 800 pesos para su desarrollo.
“Ya tenemos una primera versión, y vamos a documentar este prototipo hasta donde está actualmente para entregar este reporte al Concytep y cerrar esa parte administrativa, y vamos a buscar a lo largo del semestre hacer las mejoras que sean necesarias y buscar la validación con la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris)”, agregó García Rodríguez.
En caso de obtenerse los permisos correspondientes de la Cofepris se podría buscar la fabricación masiva de este modelo, según los requisitos que solicita el organismo federal.
“Vamos a llegar hasta donde nuestras capacidades nos permitan”, añadió Colín Ortega, pues para obtener el registro ante Cofepris se piden pruebas en seres vivos, en concreto en porcinos, y en la universidad no se cuenta con las instalaciones para este tipo de ensayos”.
“Iremos avanzando en todo lo que se pueda, en lo que sí estamos muy seguros es en mejorar el mecanismo y el software, y poner la información de acuerdo a los protocolos de la Cofepris, porque el proceso de certificar ante ésta es arduo y complejo”, indicó el académico.