El cuarto de Sades
Perla González Antúnez
Estudiante de Arquitectura
Taller de Creación Literaria
Alexander solo podía sentir, no sabía cómo había llegado a tal lugar, recordaba que salía de la universidad y lo invitaron a una fiesta, pero prefirió irse a casa…
¿Qué pasó después?, ¿lo drogaron? O, por qué despertó en un cuarto lleno de cuerpos desnudos e igual de confundidos que él.
Al principio todos estaban asustados, apenados por estar expuestos y había otros que lloraban de miedo; después de una hora de incertidumbre comenzaron a analizar su entorno: no era un cuarto común, en realidad era bastante amplio, en una mesa había distintos productos sexuales, desde lubricantes hasta juguetes, doce tapetes acolchonados y algunos sillones de forma extraña. Alexander contó a las personas presentes, con él eran 24, no sabía qué hacían ahí, quién los había puesto junto a esas personas. De pronto, un tintineo en el techo atrajo su atención, la luz de la habitación cambió de intensa a tenue y una voz comenzó a sonar por la estancia: No están aquí por casualidad, si analizaron a su alrededor comprenderán el uso de esta habitación.
Alexander pensaba en su virginidad y cómo iba a usar ese espacio si nunca había tenido una experiencia sexual, la voz interrumpió sus pensamientos…Sabemos que todos aquí son vírgenes, ese es el toque especial de este experimento, pero tranquilos, recibirán ayuda.
La voz se apagó por un momento y la única puerta de la habitación se abrió, entraron doce personas desnudas y comenzaron a reunirlos en grupos pequeños… deben hacer lo que les digan o su muerte será dolorosa… disfruten su primera y última experiencia sexual.
Nadie sabía cómo reaccionar, pero Alexander pudo lubricarse mientras besaba a la primera persona que vio; de pronto, todos empezaron a hacer lo mismo. Con la ayuda de los individuos que entraron unos momentos atrás, hombres y mujeres se penetraron o masturbaron entre sí, gemidos y calor sexual; sin embargo, Alexander notó que algunos comenzaban a quedarse dormidos, dejó de prestar atención a ese detalle después de un rato de penetrar a su compañera. Entonces tuvo una sensación de incertidumbre y deseo, necesitaba ir más rápido, así lo hizo y más fuerte, pudo experimentar lo que muchas veces hizo solo, cierta calidez invadió su cuerpo, seguida de un cansancio y satisfacción extrema, pensó que era ese mismo cansancio el que invadió a los demás y por eso se des- plomaban; pero después de un rato de euforia y complacencia comprendió que su alma abandonaba su cuerpo al momento de la máxima excitación, su cuerpo cayó desplomado y poco a poco su mundo se volvió oscuro.