Enfrentar el mundo real en medio de la pandemia
Por Jeannette Franco Miranda
Egresada de Relaciones Internacionales
Creo que todos hemos pasado algún momento donde nuestra vida es estable, las cosas marchan bien, pero ¿qué pasa cuando de un momento a otro las cosas se vienen para abajo? Van 264 días desde que egrese de la IBERO, y la pandemia llegó a mi vida de una forma muy inesperada. Ya llevamos casi seis meses en cuarentena, y tuve que ponerle un stop a la búsqueda de trabajo, y en lugar de cambiarme de ciudad, de estado o de región, tuve que regresar a mi ciudad natal en Guanajuato, para enfrentarme a la cruda realidad del desempleo.
Cuando comenzó la cuarentena pensaba estar solo unos meses en mi casa, tomar algunos cursos por Coursera, EDX, y algunos gratuitos que ofrecían las Naciones Unidas y gobierno federal, pero después de más de 10 certificados, diplomados, llegó a mí ese sentimiento de tristeza, y frustración.
Esperaba enfrentarme al mundo real, pero no de está manera, tal vez en unos meses conseguiría un trabajo estable, y podría independizarme. Y eso no fue así, ahora vivo con mi mamá y mis dos perras quienes son mis fieles compañeras.
En estos meses he pasado por distintas etapas, desde odiar regresar a casa después de cinco años como foránea, hasta agradecer a la vida por estar con la persona que más amo, y permitirme convivir día y noche con mis dos perras.
Este año no ha sido definitivamente lo que esperaba, terminé con mi novio por la distancia, sólo he visto a mis mejores amigas en una videollamada, y llevó meses sin compartir la mesa con mi hermano. Pero estoy convencida que esta pandemia me hizo replantear mi vida en muchos aspectos.
A veces la vida nos lleva por los caminos menos pensados. Hay ocasiones en las que no paro de pensar cómo sería mi vida si esta pandemia no se hubiera desatado. Quizá ya tendría trabajo y una vida más estable, o quizás no. Pero no puedo encasillarme en esto, debo seguir viviendo.
Hoy estoy agradecida con está nueva normalidad, ya que me ha permitido ayudar a la gente a mi alrededor a través de pequeños proyectos que he realizado por medio de un voluntariado de una de las redes de Educafin del estado de Guanajuato. Jamás me hubiera visto apoyando un comedor para migrantes e indigentes, y alzando mi voz para que las personas donen a una causa tan noble.
Tampoco esperaba tener un empleo en una preparatoria impartiendo un taller de Lengua de Señas para la inclusión, y sé que nada de esto hubiera sucedido si no hubiera estado de regreso en casa.
Después de todo, este año no fue lo que esperaba, ha sido distinto y estar durante meses sólo conviviendo con mi mamá, un mastín italiano y un Rottweiler ha sido un desafío, pero me ha enseñado lo afortunada que soy al tener un plato en mi mesa, un lugar donde dormir y personas con quien compartir mis tristezas y alegrías, y sobre todo que me apoyan incondicionalmente en todos mis proyectos.
A veces debemos dejarnos llevar por el flujo de la vida. Esta pandemia cambió mi vida en todos los sentidos, estoy trabajando en una ciudad a la que había jurado no regresar, y estoy feliz. Estoy disfrutando cada momento de mi vida, y esto no era lo que tenía planeado, pero después de todo, estoy aquí viviendo mi nueva normalidad.
Quisiera terminar con una frase de una serie que estaba viendo en Disney Plus que se llama Diary of a future president: “So, diary, grief is the unknown and all the change that comes with it. Change is figuring out the new normal. Change might surprise you”.
¡Momentos dificiles ! que como Tia nos permite convivir y por que¡ No! Conocernos mas, pero el que te des cuenta que regresar a casa siempre brinda mil opciones y siempre son positivas y te dejaran grandes cosas no solo en tu corazon, descubres lo capaz que eres aqui o al otro lado del Mundo. Tkm.