Tiempos de cuarentena
Por Miranda Cid Nieto
Ya va poco más de un mes desde que la IBERO Puebla mandó a los gansos a sus respectivos hogares. Un mes lleno de incertidumbre, preocupaciones, clases en línea y, sobre todo, un giro en la vida de todos nosotros, en mayor o menor medida.
Les voy a contar un poco de mi experiencia personal y así, probablemente se sientan menos solos.
Al principio, no voy a mentir, todo era un caos. Vivir de nuevo con tus papás puede ser un poco complicado, sobre todo, las primeras semanas. Si eres foráneo, como yo, llega un punto en el que te acostumbras a vivir por tu cuenta, y cuando vuelves a casa, se siente bonito estar ahí por unos días. Pero cuando hablamos de unos meses, puede complicarse un poco más. Pero bueno, al cabo de un rato, te acostumbras.
Además, las primeras semanas no estaba segura de cómo iban a ser las clases en línea. Me sentía un poco aturdida por todos los cambios que hubo en tan poco tiempo y de manera inesperada. Ahora que ya tengo una mejor comunicación con mis profesores, me siento un poco más tranquila, aunque claro, no hay nada como una clase presencial.
Sinceramente, llega un punto en el que ya no sabes qué hacer, y empiezas a hacer de todo. No puedo contar las veces que he cambiado los muebles de lugar, o las veces que he tratado de hornear un postre, sin lograr los mejores resultados, por cierto.
Sé que estamos en un momento de preocupación e incertidumbre mundial, pero he querido ocupar este tiempo para reflexionar, controlar mis emociones y tratar de adaptarme lo mejor que pueda al encierro.
Si hay algo bueno que puedo destacar de esta cuarentena, es el tiempo libre que me ha dado, una bendición y maldición al mismo tiempo, pero en este caso, quiero destacar lo bueno.
Estos momentos me han servido para hacer todo aquello que he venido posponiendo desde hace mucho tiempo, con la excusa de “es que no tengo tiempo por la uni”. Esas pequeñas metas como “limpiar mi cuarto, ser más ordenada”, las he ido logrando poco a poco, y sinceramente, me da cierta satisfacción el haberlo hecho.
También, he tratado de despejar mi mente, pensar en mí y distraerme lo más posible para no caer en la locura; tener más tiempo libre me ha ayudado a leer un poco más, a organizar mis horarios, a hacer un poco de ejercicio, a ajustar mis horas de sueño, que no voy a mentir, el insomnio ha estado presente en muchas ocasiones, y a tratar de pensar lo más positivo que pueda.
Sé que estamos en un tiempo en el que probablemente todo lo que queramos hacer es ver películas y dormir mucho, lo cual es válido, pero de manera controlada. Es importante aprovechar estos momentos y lanzar nuestra creatividad al máximo. YouTube tiene tutoriales para hacer lo que sea, literalmente, si quieres aprender un nuevo idioma, cómo hacer un nuevo platillo, cómo tocar un instrumento, entre otras cosas, todo lo puedes encontrar en internet, sólo es cuestión de tener la iniciativa.
Yo vivo en una ciudad no muy grande, donde realmente no hay muchos casos confirmados de COVID-19, así que no estoy tan preocupada por contagiarme (aun así, cuando tengo que salir, tomo todas las medidas de seguridad).
Sinceramente, mis preocupaciones no son tan personales, sino me preocupan más otras personas que me rodean. Por ejemplo, he visto a mis papás preocupados por el trabajo, preocupados por los trabajadores y sus familias.
Hay gente que no puede parar, que tiene que salir, porque necesita el sustento de cada día. Creo que esa es de las cosas que más me preocupan, que muchas personas están quedándose sin empleo, sin una fuente para conseguir alimento. Además, hay que pensar que la crisis que trajo el coronavirus, no va a terminar en junio, muchas empresas familiares y pequeñas han tenido que cerrar y algunos de manera permanente.
Por eso, me gustaría invitarlos a que cada quien, en medida de sus posibilidades, done algunas latas, frijoles, arroz, alguna despensa a cualquier fundación u organización que se encuentre en su comunidad. En estos momentos de crisis, es muy importante ser solidarios, y si tenemos la oportunidad de ayudar, que mejor que hacerlo.
Cuídense mucho, gansos. ¡Nos vemos en agosto!