¿Cómo innovar? Si lo que quiero hacer, ya lo pensó alguien más
Ivanna Ocampo
Estudiante de Diseño Industrial
Para algunas personas la creatividad no sólo es una cualidad que permite la expresión, también es una necesidad para mantenerse vigente en su respectivo campo laboral. Ya sea para el artista, diseñador o emprendedor, el tener ideas frescas parece ser el determinante para conseguir distinguirse positivamente ante el público.
Más allá del ejercicio creativo que se realiza para obtener una idea, también es necesario partir de referencias preexistentes para estructurar tanto lo que se quiere hacer, como lo que se puede y hasta qué punto ya existe. Lo anterior puede ayudar a aterrizar una idea al mundo real, pero también puede causar frustración toparse con que nuestras ideas ya se pusieron en práctica, peor aún es el sentimiento cuando el resultado ajeno también parece mejor a lo que “se nos hubiera podido ocurrir a nosotros”.
El tener acceso a tantos medios de información que dependen de un algoritmo predictivo también puede facilitar toparnos constantemente con más contenido relacionado, por lo que la búsqueda de inspiración puede hacernos pensar que todo lo que podría hacerse respecto a la idea que teníamos en mente, ya se creó. Antes de cerrarnos al bloqueo creativo primero es necesario preguntarnos ¿existe algo totalmente original?
Si bien se han visto invenciones y corrientes artísticas completamente disruptivas en su contexto, es necesario recordar que las ideas están influenciadas por las percepciones del pensante sobre otros elementos de su entorno, por lo que no aparecen de la nada. Teóricos como David Hume respaldan la idea de que no existen los conocimientos innatos, es decir; plantea la experiencia como la única forma de conseguir información. Si partimos de esa teoría, entonces cualquier idea aparentemente original es el producto del razonar información de fuentes que quizá no estaban del todo relacionadas.
Resulta fascinante la posibilidad de que existan experiencias tan similares entre las personas para llevarlas a tener ideas muy parecidas, pero eso no significa que den resultados idénticos. Aunque todo apunta a que se nos puede ocurrir lo mismo que a otra persona, hay factores que marcan la diferencia: los recursos y la ejecución.
Tal como se mencionó antes, la forma en que se manifiesta una idea depende mucho de lo que rodea a quien la concibe. La información a la que tiene acceso, qué tan involucrado está con el tema, el conjunto de sus experiencias de vida e incluso la ubicación espacio-temporal en la que se encuentra la persona afectarán el alcance de la idea y el medio en el cual decide plasmarla, ya sea para crear algo tangible o teórico.
En conclusión, me atrevería a decir que para innovar debemos tener en cuenta que es casi imposible crear algo sin ningún tipo de precedente, y que como toda idea es perfectible, no debemos considerar las creaciones ajenas como la única forma en la que una idea puede existir. La frustración no es la única respuesta posible ante ideas similares a las nuestras, cambiando el enfoque con el que recibimos esa información podríamos aprovecharla como recurso creativo para pulir nuestras propuestas y realmente innovar en un contexto donde dicha idea quizá no se haya explorado.
Bibliografía:
Burgada, B. (27 de abril de 2022). La teoría empirista de David Hume: La experiencia es la única fuente de conocimiento.La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/20220427/8226263/teoria-empirista-david-hume-experiencia-unica-fuente-conocimiento-nbs.html