De forma similar a “no cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado”, citando a la película infantil Ratatouille, al emprendedor lo forma su necesidad, ya sea de llevar comida a la mesa o saciar inquietudes, y todas las personas tienen necesidades y deseos que resolver.
Así inicia Ricardo Mastachi, un joven estudiante de la Universidad Iberoamericana Puebla, su relato a una visita organizada por el Laboratorio de Innovación Económica y Social (LAINES), para encontrarse con dos Emprendimientos Colectivos Juveniles (ECJ) de Xochitlán y Bonillajco, en la sierra norte de Puebla. Ricardo es integrante de ANXECH, una iniciativa similar en la ciudad de Puebla, que como sus pares de la sierra, forman parte del Programa Jóvenes ECOSOL 2016.
Ricardo cuenta sus impresiones todavía frescas por el agradable descubrimiento de colegas que como ANXECH, siguen en pie a pesar de las dificultades para emprender como joven en este país. Por ello, afirma que conocer a las empresas Colectivo de bioconstructores, en Bonillajco y Arte joven, en Xochitlán, fue una experiencia aventurada, rica y solidaria.
El emprendimiento es algo universal y propio de los humanos como una forma de enfrentarse a las circunstancias. Esto es lo que he podido observar en el inagotable camino de ser emprendedor.
Si bien los integrantes del Colectivo de bioconstructores viven en Zoatecpan, el trabajo que realizan con el apoyo recibido por el INAES en Jóvenes ECOSOL, se ubica en Bonillajco, un pequeño poblado al que se llega caminando durante una hora por la sierra, desde Zoatecpan.
El Colectivo demostró su congruencia al exponernos una casa fabricada por ellos mismos con biomateriales: paredes de arcilla roja con paja, techo verde de pasto, que además sirve para recolectar agua; obtención de energía con celdas solares y un horno de leña que aísla el humo, concentra el calor y consume menos combustible. Éste último es su producto estrella por ser una forma muy utilizada todavía para cocinar en las comunidades cercanas, espero poder verlo pronto en varias de esas casas.
Por su parte, Arte Joven son cinco jóvenes, cuatro de ellas mujeres, que tienen la inquietud de llevar las bellas artesanías locales a otras parte del mundo, incorporándolas en prendas cotidianas como blusas, playeras y zapatos. Sus trabajos en chaquira son impresionantes y confío en que obtendrán lo que buscan: vivir a partir de promover su cultura, compartiéndola con todos los demás.
Durante el recorrido escuché palabras muy valiosas como “me siento feliz porque creo que sí podemos vivir de esto”, una afirmación del Colectivo de bioconstructores que ya está pensando en un proyecto integral sustentable, más allá de las casas. Cuando emprender tiene un significado así de importante en sus integrantes es complicado verlo y dejarlo caer porque hay esperanza y necesidad.
El proyecto debe funcionar porque de él dependen muchas cosas e ilusiones; por eso un emprendedor no es alguien de traje, ni alguien que persigue todos los eventos donde exponer su "pitch de elevador", más que ello, es alguien que lucha por su proyecto, que comparte y que trabaja en equipo.
Podemos imaginar al mundo como una pintura donde cada pincelada es el aporte de cada quien, de distinto color y forma. Lo interesante es que aquellos que trabajan y perseveran pueden aportar una pincelada a la obra, sin importar su edad y su origen, pues un emprendedor es alguien con ganas de sobrevivir transformando su realidad.
Ricardo Mastachi / Integrante de ANXECH
La raíz del emprendedor debe estar en una manera de pensar y actuar que busque ayudar a los demás, pues no puedes vender algo que no vaya a beneficiar a quien adquiera el producto o servicio.