Yomol A'tel: la posibilidad de un mejor vivir para todas y todos
La Filosofía "Juntos trabajamos, juntos caminamos, juntos soñamos", es el corazón que mueve este proyecto.
Una humeante taza de café chiapaneco Bats'il Maya se asoma en el mostrador de una cafetería de Estados Unidos. 100% orgánico, de alta calidad y cultivado por familias indígenas tseltales en la selva norte de Chiapas, este café puede ser disfrutado en Japón, Estados Unidos y México.
Lo que inició en 1958 en la Misión de Bachajón de la Compañía de Jesús, en Chiapas, como un intento por eliminar a los intermediarios, mejorar los ingresos de los productores de café y organizar su trabajo, ha devenido en Yomol A'tel, una organización social que agrupa a varias cooperativas chiapanecas. Creado con la misión de trabajar por la justicia social, el lekil kuxlejalil (vida buena) y la defensa del territorio, se han apropiado de manera organizada junto con otros aliados, de su trabajo y sus productos, aplicando procesos de valor agregado para estos.
A partir de esos procesos y bajo la filosofía "Juntos trabajamos, juntos caminamos, juntos soñamos", han logrado dejar de depender del precio de café que dicta el mercado bursátil internacional, para alcanzar precios que realmente representen montos justos para los productores, así como generar trabajos dignos para las familias tseltales y con ello defender los derechos de las comunidades indígenas.
Actualmente Yomol A'tel agrupa productores de 300 familias, en nueve regiones y es importante destacar que la venta de sus productos y servicios aumentó 19% en 2014. Por su parte, el 74% de la venta de café se dirige a Estados Unidos y el precio que paga a los productores es fijo, aproximadamente 46 pesos por kilo en calidad media (manejan tres calidades), contrario a los 37 pesos que pagan los intermediarios. Así, por primera vez podemos comprar una taza de café mexicano, orgánico y de calidad suprema, que llega a nosotros sin intermediarios.
A esta red de productores y de sueños se suman dos actores más: los consumidores, quienes con su compra consciente apoyan este proyecto, y las organizaciones sociales y universidades que a través de distintas estrategias han acompañado y caminan junto a Yomol A'tel. Entre éstas se encuentra la Ibero Puebla con una cafetería Capeltic en sus instalaciones, y el Laboratorio de Innovación Económica y Social (LAINES), quien guía el Programa Formación de Formadores de Empresas de Economía Social, LANKI, donde se capacitan varios integrantes de Yomol A'tel.
Ts'umbal Xitalha' (café, miel y jabones de miel), Bats'il Maya (procesadora y escuela de café), Chabnichim (miel), Capeltic (cafeterías donde se comercializa Bats'il Maya), Xapontic (jabón y cosméticos de miel) y recientemente Comon Sit Ca'teltic (microfinanciera), son las cooperativas que integran Yomol A'tel, un modelo de Economía Social y Solidaria que busca dejar en manos de los productores y sus comunidades, las ganancias que normalmente son acaparadas por los "coyotes".
Además del café, en LANKI se trabajan proyectos de lombricomposta, semilleros vivos, ganadería y trapiche en cinco regiones mayoritariamente tseltales del norte de Chiapas, con el objetivo de fortalecer la regionalización del los procesos agroecológicos. En ello, la Economía Social puede aportar mucho sobre innovación en la agregación de valor y en la construcción de otras formas de trabajo, comercialización y consumo. Sin embargo, no se queda en el comercio justo con precios adecuados; sino en la igualdad de derechos al interior de las organizaciones, la repartición justa de utilidades y tareas, la participación activa de todos sus miembros, la formación constante en temas de cooperativismo y el involucramiento de las familias y la comunidad para compartir los beneficios que un trabajo digno trae consigo. En sí un mejor vivir para todas y todos.
El Laboratorio también participa con Yomol A'tel construyendo el Balance Social, un instrumento de medición para cooperativas que ayudará a mejorar sus tareas. Así, mientras caminan convencidos de su ruta, tenemos mucho por aprender de la perseverancia y arraigo de estas comunidades, de que otra economía y un mejor vivir, son posibles.
El lekil kuxlejalil que en castellano se traduce como vida buena, es el fin último de este sueño que comenzó casi seis décadas atrás.