¿Cómo viví el Rally de 30 años de Arquitectura?
Silvana Nuñez Blanco
Estudiante de Arquitectura
Ser parte de la Licenciatura de Arquitectura significa pertenecer a un grupo, donde no importa qué tan diferentes seamos unos de los otros, siempre pasamos por las mismas dificultades, pasamos por las mismas materias y nos ayudamos unos a otros. Por lo que las actividades diseñadas para festejar el aniversario de treinta años de la licenciatura incluyeron a toda la comunidad: estudiantes y profesores de la carrera.
El pasado martes 16 de abril del presente año (2024) se llevó a cabo un rally, en el cual tuve la oportunidad de participar. Este evento unió juego, compañerismo y un poco de todos los retos que conlleva ser un arquitecto. El rally contó con 5 estaciones, las cuales estaban distribuidas a lo largo de todo el campus de la Universidad y eran dirigidas por profesores de todas las áreas de la licenciatura. Al momento que el reloj comenzó a correr, igual lo hicimos todos los estudiantes, se sentía la emoción que empujó a todos y todas a correr con todas sus fuerzas hasta sus previamente designadas estaciones de inicio.
En el caso de mi equipo comenzamos por la estación de historia, en la que mediante un divertido juego tuvimos que poner a prueba qué tan bien conocíamos diferentes tipos de edificaciones y proyectos así como los diferentes arquitectos que las habían realizado. Si bien la tarea fue un poco complicada, valió completamente la pena una vez que la finalizamos y obtuvimos nuestra primera ficha, una pequeña insignia roja con un grabado del logo del aniversario de la carrera.
Proseguimos inmediatamente a la pérgola que se encuentra fuera de la tienda TODO IBERO, dónde nos asignaron nuestra siguiente tarea, un cuestionario sobre todo lo relacionado a la construcción, desde nombres de herramientas hasta elementos estructurales, en el cuál, si bien nos tardamos más tiempo del que deseábamos, nos entretuvimos apoyándonos unos equipos a otros durante el proceso.
Sin embargo no todos los retos fueron tan técnicos, puesto que después tuvimos dos retos bastante creativos, realizar un análisis con fotos de los elementos que componen a la Universidad y crear un edificio a partir de piezas de lego junto a la cafetería para después fotografiarlo y compartirlo con toda la comunidad. Al finalizar cada una de estas actividades se podía observar la emoción entre los profesores y alumnos cada vez que un equipo iba juntando poco a poco una pequeña pila de fichas.
Nuestro último reto consistió en realizar una actividad que si bien fue divertida, también fue un poco nostálgica, sobre todo para mí, pues consistía en realizar una tarea que no tenía oportunidad de hacer desde hace ya más de tres semestres, dibujar a mano alzada un objeto que seleccionamos al azar, obteniendo así nuestra última ficha.
Una vez que la tuvimos en mano, una sola mirada nos bastó para salir corriendo hacía el lobby del IDIT, aún no teníamos idea de si habíamos vencido a los demás equipos, pero gracias a la adrenalina y diversión corriendo por nuestras venas, no nos importaba, dimos lo mejor de nosotras y rápidamente registramos la hora de llegada, dejando nuestras fichas como trofeo que mostraba que superamos todos los retos.
Pero no fue hasta que nos reunimos con los demás estudiantes que nos dimos cuenta de lo bien que la habíamos pasado, no solo por rememorar cada desafío que habíamos sorteado, sino porque el hecho nos llevó a recordar cada momento de los últimos 6 semestres a lo largo de la licenciatura y lo mucho que hemos progresado desde que ingresamos.
Al finalizar el evento, nuevamente nos reunimos todos los 120 estudiantes que participamos en el evento, solo para descubrir que mi equipo había resultado segundo en esta competencia. Si bien esto nos brindo mucha dicha, no se compara con el sentimiento que siguió a la premiación, dónde nos permitieron a todos los estudiantes quedarnos con un pequeño recuerdo de este día, las pequeñas fichas que tuvimos que recolectar a lo largo del rally, sin dudarlo todos corrimos hacía la mesa donde se repartían, para podernos quedar así con un pequeño token que siempre nos recuerde lo bien que la pasamos.